
Al leer el artículo de hoy de Lady Laura me he acordado de una historieta que a mí me pasó. Hace como 4 años o por ahí celebramos una cena en Barcelona con los clientes. En realidad era la cena de Navidad del cliente que nos invitaban si queríamos ir. Fue impresionante. Montaron una representación. El cliente eran funcionarios de la Generalitat y se dedicaron durante no sé cuanto tiempo a ensayar después del trabajo. Montaron una especie de Moulin Rouge. Les pintaron y peinaron tipo años 20. Y luego hicieron el juego ese del cagatiò para ir a buscar los postres de cada mesa. Estuvo muy bien. Todo el mundo se arregló para ir. Hubo barra libre y estuvimos en el restaurante bailando parte de la noche. Estuvo muy bien. Yo me puse una minifalda vaquera, que la verdad muy corta no era. Casi me llegaba a la rodilla. A eso yo no le llamo ni minifalda. Es una falda a secas. Pues ¡sorpresa! El lunes siguiente la socia del sector en el que yo trabajaba me llamó a parte para comentarme que la próxima cena sería recomendable que no fuese con minifalda. Que el cliente en vez de quedarse con la idea de ¡qué gran profesional soy! se quedarían con la idea de que soy demasiado frívola. Me preguntó si me había ofendido y le dije que no. La verdad es que ella es guapa y delgada, pero vestía anchísima y tapando cuanquier muestra de su feminidad. Así que realmente no me ofendió pero sí se me quedó grabada la anécdota como algo "diferente".
La foto es de la fiesta esa.