
Me había pegado el año anterior haciendo el tonto constantemente en clase. Me gustaba y se me notaba bastante. Además él me seguía el rollo o por lo menos eso me parecía a mí. Claro que yo tengo una gran imaginación y aunque no hubiese sido cierto, me emocionaba pensar que le podía hacer algo de gracia. Por aquel entonces tenía un bolígrafo naranja fosforito con el cual enredamos unas cuantas veces e incluso llegué a comprarle uno para regalárselo. Al final el boli se lo quedó una amiga mía porque yo no tuve valor.
Ese año hubo una fiesta a la cual también invitamos a los profesores. Él fue el único que vino o por lo menos el único que yo recuerdo que vino. Estuvimos todo el rato hablando con él los alumnos. Una de las veces una de mis amigas se acercó a él a preguntarle directamente si tenía novia. Él le contestó que no y que si alguien quería algo con él, tendría que ser ella la atacante porque él era profesor. Ella se dio la media vuelta y vino directamente a mí a contármelo. Con lo cual quedó super claro que me gustaba. Sólo le faltó decirle: “Ah! Vale! Ahora se lo digo a Histérica! “ Dios mío qué vergüenza! Lo recuerdo ahora y me da un mal. Seguidamente vino detrás y directamente se puso a hablar conmigo. Yo estaba paralizada por el miedo y completamente emocionadíiiiiiisima. De repente, alguien le “empujó” o eso dijo él sólo que el empujón le acercó a mí y no retrocedió ni medio centímetro. Sólo sé que estábamos tan cerca que entre la oscuridad del local y la distancia entre los dos, mis compañeros creyeron que pasaba lo que no pasó. Al final de la fiesta nada de nada.
A la semana siguiente cuando lo vi por los pasillos me dieron unas taquicardias horrorosas que me tuvieron que sujetar porque a poco me caigo larga. Y al salir de clase, nos lo encontramos. Me adelantó andando y me dijo: Hola! Y esperó que yo le contestara. Me quedé con la boca abierta y no pude articular palabra. De hecho, no pude hablar ni moverme. Se quedó con una cara... debió pensar que era idiota. Y cuando siguió para adelante porque no le había contestado entonces pude decir: Hola!
Necesitaba recordar algo así, para sentir en mi interior, aunque sea por breves momentos, el enamoramiento. No me hagais caso pero, hoy tenía ganas de llorar.