06 marzo, 2006

Medicación

Bueno, esta historia creo que ya la he contado este fin de semana unas cuantas veces pero, bueno. Este jueves me fui a la farmacia a buscar mis pastillas habituales para el dolor menstrual. Al preguntar por ellas la farmaceútica me dijo que si quería el genérico. Entonces pensé que era una gran idea porque así me ahorraba un dinerillo. Total que me empecé a tomar las pastillas y el dolor no remitía. Seguí tomando más y seguía con dolor intenso, y no solo eso si no que no hacía mas que ir al baño como si me hubiese bebido 50 litros de agua. Me fui por la tarde a bailes de salón y allí ya me empecé a encontrar drogada totalmente. Así que me largué a mi casita. Al llegar todo me daba vueltas y me senté a descansar. Entonces me empezaron a dar calambres en los pies y las piernas. ¡Qué horror! Así que me fui a dormir pero, me llevé el prospecto para saber si me había sobremedicado. Y en efecto! No sólo me había sobremedicado, sino que además de unas pastillas que no eran analgésicos. Eran unas pastillas diuréticas. Así que por la mañana no hacía mas que ir al baño y resulta que eso ocasiona pérdida de potasio y siendo que yo tengo bajo el potasio es lo que me provocaba los calambres. En fin! La próxima me leo el prospecto antes, de verdad de la buena!