El señor Kamelas ha vuelto a inspirar mi artículo de hoy. La verdad es que a veces no sé que escribir y busco, cuan perro cazador, la inspiración en los blogs ajenos.
El blog de hoy va dedicado a un compañero de trabajo mío. Creo que ya os hablé alguna vez de él. Sólo escribo para agradecerle su existencia en el mundo. Gracias Señor te damos por su existencia. En tu divina sabiduría, nos lo has dejado aquí para que los demás nos demos cuenta de lo insignificantes que somos. No sólo de eso, gracias a que él está con nosotros nos percatamos de la ingenuidad de nuestras mentes y de que por muy inteligente que seamos, nunca alcanzaremos la gloria divina.
¡Señor, gracias! Y por favor, no olvides darme paciencia, porque como le muestre mi agradecimiento a él directamente, quizá me denuncien y seguro que me despiden.
11 mayo, 2006
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