He leído en el Heraldo lo que le ha ocurrido a un chico en el Actur. Lo han cogido entre un grupo de skinheads y le han apaleado hasta dejarlo destrozado. Tiene fracturado el cráneo y está ingresado en la uci. ¿Qué es lo que hizo para merecerlo? Pasear por la calle equivocada en el momento menos apropiado. Informático de 29 años salía de cenar de casa de unos amigos. En esos casos y a pesar de ser de corazón negro, yo vería como un acto justo darles a sus familiares una barra de hierro a cada uno, igualita a la que utilizaron para golpearle. Y dejarles allí, mientras la policía espera a que terminen con ellos, para llevárselos a encarcelar. A los familiares, no, claro.
Hace bastantes años a mi hermano le intentaron robar. Como no se dejó le tiraron una pedrada con un “tirahuevos”. Le acertaron en todo el ojo. Se pegó un tiempo en el hospital con los ojos vendados en pleno verano. Cuando mi padre fue a denunciarlo, le dijeron que lo mejor era que cogiera a quien se lo había hecho y pegarle a escondidas tal paliza que fuera incapaz de reconocerle después.
Quizá no sea una solución la anarquía absoluta pero, señores, tampoco el apoltronamiento, el “ay! Lo siento pobrecito”, eso si que ni es solución ni sirve para nada. No sé si recordareis en no sé que ciudad española hace poco se cargaron a un taxista y tuvo que venir la policía a defender al asesino. O la mujer que le prendió fuego al violador de su hija en mitad de un bar. O la que le pegó un tiro en pleno juicio al asesino y violador de su hija. Como diría Torrente (y no es chiste): Si es que van provocando!
Mi pensar es muy radical, lo sé. Una vez, esto ya lo conté, me tiraron contra la pared al lado de mi casa y me empezaron a manosear de arriba abajo. Finalmente le pegué un empujón al tío y me puse a chillarle. Mi padre y mi hermano salieron a buscar al tío con faca en mano. No le cogieron pero, me hicieron sentir apoyada y defendida por mi familia. Con un par!
27 marzo, 2006
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