30 mayo, 2006
El Columpio
Cómo me gusta el columpio. Subo y bajo, subo y bajo. Esa sensación de nervios en el estómago. Es muy divertido. Pero, creo que ya no subiré más. El problema está en cuando tengo que bajar de él. Siempre tengo que bajar. Y cada vez las estancias en el columpio son más y más cortas. Vale, cuando estoy balanceándome es maravilloso y no lo cambiaría por nada pero, cuando me bajo, todavía sigue la sensación de inercia en mi estómago. Y es inercia sin movimiento, así que me produce dolor de estómago y ganas de vomitar. Lo que en el momento de estar sobre él es un subidón de adrenalina, cuando me bajo lo que me produce es una sensación de vacío, como si en realidad me faltase algo. Y ya se sabe que se puede vivir perfectamente sin subirte en la vida a un columpio. De hecho son 4 las personas que tienen jardín en casa y pueden ponerse uno de esos relucientes columpios, que yo creo que lo hacen a mala leche para dar envidia a los demás. Y sé que volveré a caer pero, ahora estoy de rabieta y no quiero subirme.
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