17 septiembre, 2006
La distancia de seguridad
Ni dulce como el vino, ni salada como el mar. Más bien diría yo que soy como una mandarina fuera de temporada, que te crees que va a saber dulce y es más ácida que la leche. Realmente me gustaría mostrarme dulce pero, no sé porqué me sale mi vena quisquillosa. Tengo mala leche, eso lo sé. Otra cosa es que no dejo que me toquen. Y eso que yo toco a todo el mundo. Pero de ahí a que alguien me agarre…ufff! Si estoy en el trabajo, directamente digo: “No me toques, estamos trabajando no de copas por ahí”. Esta frase suele ir acompañada con un gesto de “Cuidado con el Perro”. Me da lo mismo que sea un tío que una tía, no me hace ni puta gracia que invadan mi distancia de seguridad, porque me siento indefensa. Y si estoy por ahí analizo la situación aunque parezca que estoy tan normal. “Me ha cogido del brazo para hablarme. A ver, isterica, compórtate, es normal, no te muestres a la defensiva. No te revuelvas para soltarte. La gente normal no lo hace. No contestes mal.” Si tuviese 2 años me pondría colorada, me echaría a llorar y buscaría a mi madre desesperadamente. Así, así, super extrovertida y comiéndome el mundo! Hala! Alegría!
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