14 febrero, 2006
Otra historia de miedo
De pirados el mundo está lleno. Hoy para celebrar "San Calentín" como alguno lo definió por la blogosfera, el exnovio de Larisa Antipova ha decidido enviarle unas fotos. Aclaremos, hace 3 años que no están juntos, Larisa le dejó por lo "cariñoso" que se ponía con el alcohol. Aclaremos así mismo que el personaje es polaco y vive con su mujer (sí, he dicho bien, mujer) en Estados Unidos. También y para poner en antecedentes al personal, el polaquillo en cuestión se dedicó a llamar a Larisa constantemente desde que lo dejaron e incluso tuvo la desfachatez de llamarla el día anterior a casarse. Por supuesto, todo esto a escondidas de su futurible. El día que se enteró la novia se enfadó, es decir, al día siguiente a la boda (menudo regalo de bodas!). Pero, lo bueno es que se enfadó con Larisa, a la cual llamó desde allí para gritarle 4 cosas. Pues bien, como ya he contado le ha enviado al correo electrónico las fotos de él con su hijito. Por supuesto, le faltaba un comentario a pie de correo comentando: "Mira lo que te has perdido" Cuando en realidad toooooodo el mundo sabe que nosotros aquí en España sí que le podemos decir con una sonrisa de oreja a oreja: "Mira lo que te has perdido, tú".
Los peligros de escribir aquí
Cuando escribo aquí escribo como si estuviese hablando en plena confianza con mis amigas. Lo único que trastoco son los “tacos”. Normalmente las palabras “hondiá”, “aibá”, “jo” etc, no figuran en mi vocabulario, otras veces sí que figuran. Pero, normalmente son sustituidas por otras un poco más mal sonantes. Así que tengo un vocabulario más propio de una “barriobajera” que de una “señorita”. Éstas las combino con otras del tipo a “super”, “mega” etc, que al escribir las suelo sustituir por otras más propias, como son “muy” o “-ísimo”. Ayer, en los comentarios a mi blog más o menos insinuaron lo poco fina que soy al hablar de “pajillas”. Cuando estudiaba en La Almunia sentía complejo de basta porque con las chicas con las que me relacionaba eran mucho más finas que yo. Además vestían muy bien y yo iba con mis elásticos y mis sobrecamisas de militar, con lo cual entre el vocabulario y mi estilo al vestir, no se podía decir que fuese muy femenina (de esto hace 11 años ¿eh?). La verdad es que siempre me ha avergonzado un poco la forma en que me expreso, eso sumado a que no oigo muy bien y para hablar chillo. Cuando me doy cuenta intento controlar mi tono y mi acento, porque éste último también llamaba mucho la atención cuando estaba en Barcelona. Me tenían como “la de pueblo” que se ha escapado de alguna masía. A veces, lo reconozco, el acento lo exageraba para poner una barrera infranqueable entre el resto de las personas y yo. Era un método de defensa, para cuando me sentía incómoda y lejos de la altura y cultura de las personas de mi alrededor. Con el artículo de ayer no quería que nadie pensase que era una “bastorra” pero, quería expresarme libremente. Así que seguiré escribiendo como a mí me gusta aunque hiera los ojos y oídos del personal que me lea. Y lo seguiré haciendo a pesar de avergonzarme de mi misma, simplemente por el hecho de la autoafirmación: yo soy así y no quiero actuar dependiendo de lo que la gente piense de mí. Sé que a algunos les hará gracia y a otros no, pero si nadie opinase de mí y me sintiese libre de actuar ¿cómo me expresaría? Es posible que tal cual lo hago. Sé que con un ligero esfuerzo podría cambiar mi forma de hablar o de escribir pero, creo que perdería mi propia naturaleza y a mí me gusta ser tal cual soy. Un beso a todos.
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