05 septiembre, 2006

Este Sábado


Este sábado voy a ir al concierto del buenorro de Alejandro Fernandez. He quedado con dos locas así que seguro que nos pegamos con las quinceañeras para poder ponernos pegadas al escenario. Creo que van a necesitar servicio de limpieza para poder ir quitando toda la baba que se nos vaya cayendo al suelo. Él se pondrá a cantar en el escenario y de repente bajará la vista y me verá entre el público. Me sonreirá (yo me desmayaré) y se enamorará perdidamente de mi. Me pedirá que vaya detrás del escenario cuando el concierto termine y allí se dará cuenta que no puede vivir sin mí. La gente dirá "No sé que le ha visto a esa chica, si es normalucha" Y a mí me dará igual, porque sé que lo que hablará es la envidia. Y nos amaremos eternamente. Despediremos un halo de felicidad y olor a mermelada de fresa. A mucha gente le daremos asco de lo felices que estaremos. Y alcanzaremos juntos el cielo.

Fiebre

De vez en cuando sale en acción el monstruito que llevo dormido dentro de mí. De momento consigo dominarlo, pero en esas pocas ocasiones en las que sale, me es bastante difícil tenerlo a raya. Ni aún con una silla y un látigo consigo que se aplaque. Y es que aunque no tengo 15 años de vez en cuando me siento como si los tuviera. Es la magia de las hormonas, que sobre todo en las mujeres sigue un ciclo bastante exacto. Así que cada cierto tiempo se me revolucionan y no hay quien las pare. En el trabajo más o menos puedo dominarlas, ahora eso sí, que me vuelvo excesivamente simpática y hago el tonto en demasía. Menos mal que dentro de un orden muy correcto. Lo malo es en entornos en los que sé que no hace falta ir con tanto ojo. Entonces me relajo y sale el monstruito de mí sin darme cuenta. Hasta que empiezo a avergonzarme de mí misma. Cuando llego a ese punto decido meterme dentro de mi propia cabeza y no relacionarme, por temor a “relacionarme de más”. Y ahí es cuando en ensoñaciones dejo al monstruo que se expanda y haga lo que quiera. Entonces la temperatura corporal, si me la tomaran, creerían que estoy enferma. Y después de vivir una realidad paralela en mi imaginación, vuelvo a salir al mundo exterior con el montruito dormido hasta que despierte otra vez.