En vez de revolverme por el barro como hacen los animales para librarse del calor, suelo mejor cambiar de tema mentalmente. Nunca he creído que darle vueltas a algo que no tiene solución te aporte nada. Y menos si es algo que te entristece. Generalmente la gente suele revolverse en sus propias miserias o huir de ellas. Soy de las últimas. Bien podría ser alcohólica, ludópata o algo de esto puesto que son maneras de huir de los problemas. Yo más bien utilizo una técnica mental que a mí me sirve, simplemente cambio de tema. Soy experta. Y si alguien habla de lo que no me gusta, directamente no le presto atención, me voy a mi mundo y asiento como si realmente estuviese escuchando lo que me dicen. Si algo no tiene solución para qué narices le voy a dar vueltas. Además todo pasa, todo menos la muerte.
De lo que estoy hablando, aunque para mí resulte evidente no tiene por qué serlo para los demás, es del amor. Se supone que es lo más importante en esta vida, o al menos es lo que nos han metido en la cabeza desde pequeños. Y llega ahora y resulta que me dicen "con 32 años sin pareja ni hijos! ¿a qué esperas?" Y sinceramente a las palabras hay que contestar con palabras pero, entran unas ganas de fostiar al que te dice eso que no veas.
Así que cada vez que alguien se pone en plan filosófico a hablar acerca de la situación que tengo yo y el 50% de la población de mi edad, pues directamente cierro los ojos y los oídos y me abstraigo en mi mundo imaginario.
08 mayo, 2006
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