04 julio, 2006

Tropezar y levantarse

Remordimientos de conciencia: menuda estupidez. Es un lastre que no sirve para nada. Si vas a hacer algo y luego vas a tener remordimientos no lo hagas. Si vas a hacerlo, no tengas remordimientos. Ahora, la de veces que me habré avergonzado por mi comportamiento. Pasa un día y dices: “Pero, por qué leches habré actuado así” Claro, que intento pensar fríamente y me digo a mí misma que ya está, que no se puede volver hacia atrás. Además de que lo hecho, hecho está, ese comportamiento momentáneo puede definir comportamientos posteriores. Y no porque aprenda de él. Una cosa clara es que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y siendo yo de esa especie, yo más que nadie tropezaré unas cuatrocientas veces. Más bien es que el comportamiento avergonzante en cuestión define que los demás te traten después como: “Mira, la rara. La que hizo aquella vez tal cosa.” O “Mira la que dijo aquella vez semejante barbaridad”. Algo que aprendí en mi primero de bup: No puedo caer bien a todo el mundo, ni comportarme al gusto de todos. Ahora, que actuando tal cual soy con mis tropiezos, mis barbaridades y con mis defectos a las personas que les guste mi manera de ser, me estarán viendo tal cual soy, sin ocultar nada de mí.