12 abril, 2006

Dando el cante


El sol brilla en el cielo (de la temperatura y del viento mejor no hablo porque estropeo la felicidad) y estamos a miércoles justo, justo antes de semana santa. Aish! Qué bien! Estoy muy contenta. Además me acaban de comunicar que me conceden una semanita de vacaciones más para poderme ir a ...tachán, tachán...Polonia! Me voy a cantar allí. A ver si venzo mi miedo escénico y soy capaz de empezar a cantar delante de la gente y sin ir borracha, claro, que con alcohol en vena sí soy capaz.
Una vez en la boda de la hermana mayor de dos blogueras, los de la orquesta me dijeron que si querría cantar con ellos, después de escucharme cantar una canción y alguna que otra jota. Me encantó, lo guardaré en el recuerdo siempre. Dije que sí y luego cuando me llamaron a casa no contesté y nunca me presenté porque me asustaba un montón.
Ahora, ya no hay marcha atrás. Tengo las vacaciones pedidas y concedidas, todos mis datos los he pasado para que me cojan el vuelo... en fin, que no tengo escapatoria. En realidad, es lo que necesito, el empujón que me tire a la piscina y ¡ala! O nadas o te ahogas.