A veces sólo somos capaces de ver en los demás lo que creemos que falta en nuestras vidas y añoramos la supuesta felicidad que creemos intuir en los demás. Cuando en realidad deberíamos saber que en todas las casas cuecen habas. Sufrimos de una ceguera selectiva que nos impide ver la realidad al completo. Sólo deberíamos esforzarnos un poco para ser capaces de verla entera. Nos pegamos media vida viendo pasar a la gente detrás de una cristalera y no nos damos cuenta que superpuesta a su imagen está el reflejo de la nuestra, y lo que creemos que ocurre en sus vidas es lo que añoramos en las nuestras. Si pudiese elegir entre todas las vidas, volvería a elegir la mía porque ya se sabe que más vale malo conocido que bueno por conocer.
Leyendo a Susej
04 abril, 2006
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