19 abril, 2006

Metáfora

El otro día ví en un escaparate una falda. La falda estaba bien pero, no pensaba comprarla. Pensé que me quedaría bien pero, no estaba dispuesta ni a entrar a probármela a la tienda. En esto que la dependienta salió y me dijo que me la dejaría barata. Le dije que me iba de vacaciones y que no la podía comprar hasta el viernes. Me dijo que si me interesaba me la guardaba a ese precio durante esa semana. Así, que le di mis datos a la dependienta para que me la guardase. Cuando fui a por ella, la tienda estaba cerrada. Pasé otro día y estaba otra dependienta y me dijo que no le habían dicho nada acerca de una falda guardada. Así que como ya ha pasado una semana supongo que la falda ya no está allí. A ver, si yo ni siquiera quería la falda, para que leches salen a buscarme para ofrecérmela si luego no piensan vendérmela. Mentir por mentir! Así, me está costando un poco confiar en la gente si cada nueva persona que conozco me va metiendo una bola distinta. Si no hacía falta. Simplemente tenía que haber dicho que a lo mejor me la guardaba, no que seguro que la guardaba. ¿Eso es venderse? Por Dios! Venderse diría yo que va más con cumplir tu palabra.