29 agosto, 2006

La minifalda


Al leer el artículo de hoy de Lady Laura me he acordado de una historieta que a mí me pasó. Hace como 4 años o por ahí celebramos una cena en Barcelona con los clientes. En realidad era la cena de Navidad del cliente que nos invitaban si queríamos ir. Fue impresionante. Montaron una representación. El cliente eran funcionarios de la Generalitat y se dedicaron durante no sé cuanto tiempo a ensayar después del trabajo. Montaron una especie de Moulin Rouge. Les pintaron y peinaron tipo años 20. Y luego hicieron el juego ese del cagatiò para ir a buscar los postres de cada mesa. Estuvo muy bien. Todo el mundo se arregló para ir. Hubo barra libre y estuvimos en el restaurante bailando parte de la noche. Estuvo muy bien. Yo me puse una minifalda vaquera, que la verdad muy corta no era. Casi me llegaba a la rodilla. A eso yo no le llamo ni minifalda. Es una falda a secas. Pues ¡sorpresa! El lunes siguiente la socia del sector en el que yo trabajaba me llamó a parte para comentarme que la próxima cena sería recomendable que no fuese con minifalda. Que el cliente en vez de quedarse con la idea de ¡qué gran profesional soy! se quedarían con la idea de que soy demasiado frívola. Me preguntó si me había ofendido y le dije que no. La verdad es que ella es guapa y delgada, pero vestía anchísima y tapando cuanquier muestra de su feminidad. Así que realmente no me ofendió pero sí se me quedó grabada la anécdota como algo "diferente".
La foto es de la fiesta esa.

La vivienda

Tengo un sueldo normalito. La verdad es que no me quejo porque sé que hay gente que cobra menos. Y tampoco me quejo porque vivo bien. Eso sí, compartiendo piso porque yo sola no sé qué podría hacer. Gracias a Dios mi compañera es un encanto que si no me tiraba de los pelos. La depresión me entra cuando de vez en cuando me meto a alguna página de cálculo de hipotecas. Si la página en cuestión pudiese, se reiría de mí o me diría que si voy en broma. Como muchísimo me conceden 15 millones. Señores por favor, si ven por ahí un piso en el que pueda vivir y que valga eso, me avisan. ¡Jua, jua, jua! Señor Zapatero, si le sobra algún dinerillo para poder comprarme un piso le agradecería que me lo diese. O algún piso por ese valor, yo se lo compro. ¡En fin! Por lo visto este mundo es para los ricos o para los que tienen pareja y se compran los pisos a medias. Un saludo, señores.