08 marzo, 2006

Una pequeña historia de ¿amor?

Espero que no os mosqueeis los protagonistas de mi historia.

Esa tarde era la reunión de blogeros. Había puesto a Led Zeppelín de fondo mientras se duchaba. Se afeitó delante del espejo mientras imaginaba cada palabra que les iba a decir. Cogió el aftersafe y dejó que el líquido impregnara toda parte de su cuerpo por donde iba cayendo al agitar el frasco.
Mientras en la otra punta de la ciudad el retrato estaba ya guardando en la nevera una de sus recetas más complicadas. Se encendió un cigarro y con una sonrisa de medio lado pensó en lo distinta que iba a ser aquella cena. No tenía intención de relacionarse en exceso con la gente pero, esa noche iba a ser diferente. Sería como ponerse una máscara e interpretar a alguien diferente.
A la vez y juntas en la misma casa B-17 y Sortilegio estaban escogiendo minuciosamente la ropa interior que se iban a poner para la ocasión. Braguitas rasgadas por el centro para facilitar tareas y nada más. Las blusas ya eran suficientemente escotadas como para no poderse poner ni un minúsculo sujetador.
El primero en llegar el señor masmalo. Era por quien suspiraban las féminas esa noche porque con semejante nick, habían pensado que quizá fuese el mejor amante. Juntas llegaron después las dos mujeres invitadas. Y finalmente el hombrefrio.
Ya estaban los 5 juntos. Ni siquiera habían pensado qué iban a hacer o cómo iba a empezar todo. Simplemente que al llegar el último empezaron a darse dos besos como en cualquier bienvenida a un amigo. Pero, los besos eran más cerca de la comisura de lo normal, así que terminaron siendo en la boca. Al rozar los labios de Sortilegio, a ésta le invadió un escalofrío que hizo que se le erizaran los pezones y que hizo que elevara los hombros como de frío lo que hizo que su escotada blusa dejara libre a la vista uno de sus pechos. Entonces y desde atrás B-17 le cogió con su brazo derecho mientras le besó el cuello, lo que hizo elevar los ánimos de los hombres allí presentes que fueron rápidamente hacia ellas a rozarlas suavemente con las manos.
Ni las palabras pensadas para ser pronunciadas, ni la comida preparada para ser degustada salieron en ningún momento de donde estaban guardadas. Sólo salió a pasear cada uno de los miembros erectiles de los hombres allí presentes. Tumbados sobre la alfombra todo era una mezcla de jugos corporales, lenguas entremezcladas, caricias y calores. La suavidad de ellas mezclada con los fuertes cuerpos de ellos. B-17 había decidido no quitarse nada de ropa lo que la hacía todavía más sensual porque ni una sola pieza de ropa estaba donde debía estar y toda su anatomía era visible totalmente. Una mano por aquí del retrato, una lengua por allí del hombrefrío y suaves mordiscos del hombremalo. El sonido de respiraciones agitadas y un calor asfixiante junto con la mezcla de olores y líquido.

A petición de elmasmalo (super suave)

Hace unos 12 años estudié en la Almunia. Estaba en una residencia de la DGA. Por habitación estábamos 4 chicas. Cuando yo llegué el primer día mi look era un tanto especial para el resto de chicas que compartían habitación. Para empezar entré fumando, en aquella época se podía fumar en casi todos los sitios y no estaba tan mal visto. Llevaba los labios pintados de rojo, los pantalones rotos (era la moda, de verdad) y un pronunciado escote. Creo que no llamaba mucho la atención en comparación con mi entorno habitual pero, claro, con mis compañeras de habitación sí que llamaba bastante la atención. Ellas eran un tanto distintas. Primero no fumaba ninguna. Segundo, iban vestidas bastante anchas y tapaditas. Con pendientes de perla y grandes pañuelos con dibujos de anclas y nudos marineros. Contaban historias de cuando fueron a hacer tal viaje a Suiza o a Italia. Claro, lo más lejos que yo había salido de mi ciudad era a Burriana en la provincia de Castellón, y fue cuando tenía 5 años. Pero, había algo en lo que yo les aventajaba. Sí, en efecto, ya que yo era la barriobajera, era la más espabilada en los temas sexuales. Porque el resto de la habitación a los 19 años no habían catado varón. A veces venían con preguntas tipo a las de las revistas: “¿cómo se sabe que has llegado al orgasmo?” “¿Qué se siente cuando te lamen los pezones?” Vamos sencillitas de responder, que ni aún ahora sabría qué leches responder a esas preguntas. Y por las noches estaban muy solicitadas mis historias calentitas. Les contaba cuentos para adultos que iba inventando por el camino. Nos echábamos las 4 a dormir y de repente alguna de ellas me decía: “ Iste.... andaaaa... cuéntanos alguna de tus historias...” Y yo les decía: “ A ver, a quien queréis esta vez de prota: ¿Al profe de tal? ¿A los amigos de fulanito?...” Y empezaba a narrar historietas de las mías. Casi nunca quedaban satisfechas porque por ellas hubiese seguido contando historias toda la noche pero, yo también tenía que ... ¿dormir?