10 enero, 2006

La playa


Acabo de leer a Susej. Tiene colgada una foto de una playa y entonces me he acordado. Cuando recuerdo las cosas, las recuerdo incluyendo cómo me sentía en ese momento por dentro. Me he acordado de la playa de Badalona. Era febrero y no hacía nada de frío. Lo recuerdo porque iba con una amiga paseando por la arena. Nos descalzamos e incluso metimos los pies en el agua. ¡Qué fría! Luego nos sentamos a fumarnos un cigarrillo mientras escuchábamos cómo nos susurraba el mar. ¡Qué relajación! Ya se me había olvidado cuanto me gustaba el mar. No me importaba estar sola. Me iba paseando hasta la Barceloneta y respiraba profundamente. Es muy relajante. El día de Badalona estuvimos un montón de rato por la arena, paseando o sentadas, hablando de nuestras cosas e incluso sin hablar. Recuerdo la sensación en la tripa, como de nervios porque el mar me tiene enamorada perdida y estar frente a él, me hace sentir ligeramente nerviosa. Al cabo de un rato llamé a una amiga de Zaragoza para preguntarle qué es lo que oía de fondo. ¿Un tren? Noooo, I, es el mar, que me tiene loca. Más tarde empezó a irse el sol. Nos calzamos y nos fuimos a pasear por la rambla que da al mar. Si me hubiesen tomado las pulsaciones ese día seguro que tenía 2 por minuto. Aish! Qué sensación!

16 comentarios:

Elisabeta dijo...

Besos de otra enamorada del mar...he escuchado sus susurros aquella tarde mientras te leía..

elmasmalo dijo...

En mi opinión, es lo único que le falta a nuestra ciudad para ser perfecta. Al menos, si tuviera mar, yo no necesitaría nada más, ni la compañía tan buscada en ocasiones.

isterica dijo...

Malo: prueba a pasear por la ribera del ebro en la margen izda. Desde el puente de hierro hasta el de las fuentes. Los domingos por la mañana. No es lo mismo pero la sensación en el cuerpo se puede asemejar.

elmasmalo dijo...

¿Allí te encontraré? ;)

isterica dijo...

Malo: Es más fácil que los domingos por la mañana me encuentres en mi casa con el rimel corrido sobre los ojos y apestando a alcohol mientras me trago cualquier cosa que echen por la tele. Y suplicando a algún ente superior que me de el don de poder dormir a las horas de luz solar. ;o)

Raist dijo...

No sé si la encontrarás, pero yo te tiraré piedras desde mi terraza jajaja

Yo tengo una relación de amor-odio con la playa...

Anónimo dijo...

Ahora voy a necesitar una escapada a cualquier ciudad que tenga mar!!!!
Me encanta pasear por la playa...

Isthar dijo...

Yo llevo el mar en las venas.

Supongo que es lo que tiene nacer junto al Mediterráneo, lo respiras desde siempre sin darte cuenta y de repente eres consciente de que su inmensidad se ha apoderado por completo de ti :)

mixtu dijo...

qué sensacion... para mim o mar é a coisa mais bonita que existe.
saludos de portugal

Anónimo dijo...

¡¡A mi no me gusta la playa!! A mi lo que me hace sentir similar es la montaña, me hace sentir pequeña, es una lucha constante contra los elementos y contra las propias limitaciones (a veces la mochila pesa más que una misma, jejeje). A pesar de lo que parece es tan gratificante, que te puede dar "el mono" si hace mucho que no subes

Anónimo dijo...

Ten cuidado Raist que a lo mejor somos nosotros quienes te tiramos piedras a la ventana JAJAJAAJ. Isterica, un domingo que no se salga nos vamos a pasear por alli con una bolsa gominolas.

isterica dijo...

Síiiii!!! Sortilegio Síiiii, que me encanta. Y luego ir hasta la Seo y a tomar vermut. jejeje!

Anónimo dijo...

Yo tambien me apunto!!! Aun a riesgo de encontrarme con cierta persona por allí, jejeje

susej dijo...

Si es lo que tiene el mar, no sé si sólo a los que somos de secano o qué. Pero ejerce una fascinación tremenda, yo me quedaría horas sentado mirando el mar o paseando al lado, y si es en compañia de amigos ya es la leche.

Me gusta tu historia, gracias.

P.D.:Pasear por el Ebro también está bien, sobre todo si se remata con una sesión de tapas.

Anónimo dijo...

El mar es tan hipnotizante. Una ola, y otra, y otra, y otra... y te entran dentro y te erosionan los malos rollos... lastima no tener una casa en la orilla del mar.

Anónimo dijo...

Me acuerdo también que escuchamos a Pasión Vega. Y que después fuimos de compras por la calle del Mar.
Podríamos repetirlo un día de éstos. Por cierto, me encanta que tengas esos momentos tan lúcidos en los que decides visitar Barcelona.
Un besazo.