24 noviembre, 2005

1996 Fragmentos en la memoria

En ese momento volvía de tomar café con una amiga del pueblo. Habíamos quedado porque ya hacía tiempo que no nos veíamos y así nos contábamos cómo nos iba. Ese día había aprovechado a ponerme falda ya que no iba a quedar con Ñ. Ya sabía que se enfadaría si me viese, que no debía ponerme falda porque no le gustaba que fuese provocando a los hombres por ahí. Pero, justo ese día me apetecía porque iba a ver a mi amiga y me apetecía que me viese guapa. Incluso, arriesgando mucho, me había pintado. Mi amiga era de estas chicas que siempre van vestidas a la última, muy elegante y muy guapa. Siempre pintada sin ser exagerada. Así que a mí me apetecía ir igual.
Al salir del café, yo me dirigí hacia clase. A Ñ, no le gustaba que estudiase porque decía que me metían ideas extrañas en la cabeza. Yo trabajaba por aquel entonces de limpiadora y siempre había sido bastante lista, así que me apetecía demostrarlo estudiando y sacando buenas notas. La verdad es que muy apoyada por él no me sentía pero, yo le quería igual.
Al fondo de la calle vi a un amigo mío de clase que estaba en la puerta esperando mientras se echaba un cigarro. Me alegré de verle y pensé echarme yo otro antes de subir a clase. De repente, me di cuenta que Ñ estaba dentro del coche esperándome en la puerta y con una cara que no demostraba mucha simpatía. Yo me alegré tremendamente de haberle visto antes porque así no saludaba a mi amigo. Claro era hombre y a Ñ no le gustaba que saludase a hombres que no fuesen mi padre o mis hermanos.
Cuando me acerqué al coche, me di cuenta que Ñ estaba realmente enfadado conmigo.
- ¿Cuánto tiempo has estado tomando café con S?
- Media hora, sólo media hora.
- El café se sirve y se toma, son 5 minutos. No sé que narices ha hecho durante media hora. Que sepas que no me gusta que estés tanto rato con tus amiguitas.
- Pero, así hablábamos de nuestras cosas.
- Está bien, la próxima vez iré yo para ver de qué habláis tanto rato.
- Vale, lo siento. Será la última vez.
- Por cierto, ¿cómo te atreves a ir a clase con falda? Claro, como hoy no quedabas conmigo... Te crees que soy tonto. Te la has puesto para que te vean los chicos de tu clase.
- No, perdona. Será la última vez de verdad.
- Está bien, no me quiero enfadar contigo pero, muéstrame un poco de respeto. No vuelvas a ponerte falda si no es para ir conmigo.
- Bueno, que subo a clase que llego tarde.
- Espera, todavía no han encendido la luz de tu aula.
- Pero, es que la que la enciende es la profesora cuando entra a clase. Y si subo cuando ya esté encendida, llegaré tarde.
- Me da lo mismo. No tienes nada que hacer en los pasillos esperando a que llegue la profesora. Espérate que bastante contento me tienes ya.
- Vale. Lo siento.

12 comentarios:

Raist dijo...

Espero que no sea un historia real...

isterica dijo...

Pues sí, lo es. Yo en 1996. Al principio de estudiar informática. He cambiado mucho desde entonces.

elmasmalo dijo...

Vale, se supone que le querías, pero lo tengo que decir...
¡¡¡¡Pedazo de imbécil el tío ese!!!!
Machista recalcitrante, estúpido mamón insensible...
Hala, ya me he quedado a gusto. Me alegra que ahora ya no seas así...

Sofía B. dijo...

Pues menos mal que cambiaste y te libraste de él de paso...

Anónimo dijo...

Uf, me acuerdo de aquella epoca. Que pena que ahora tantas mujeres sigan pasando por lo mismo.

Pow dijo...

Menudo pedazo de gililpollas.
Lo siento, se lo merece.

Deckard dijo...

Uff... entonces, existe gente asi? No se cuanto estuviste con ese cretino, pero me alegro de que acabaras con aquello.

Un beso.

PS.- A que ahora lo recuerdas y te ries de el? Seguro que ha acabado siendo un puto muerto de hambre.

isterica dijo...

A todos: Bueno en realidad terminé porque me empezé a querer a mí misma más de lo que le quería a él. Y ahora no se le acerca nadie porque siempre está o borracho o drogado.

Buttercup dijo...

Me cuesta ponerme en tu piel, librarte de ese tío debió ser la mayor liberación que una mujer pueda experimentar.

isterica dijo...

La que sí se liberó fue mi madre. Que el día que llegué a casa y le dije que lo habíamos dejado, respiró hondo y me dijo: Menos mal, hija mía, menos mal!

Sujari Bejarive dijo...

Bueno, lo bueno es que ahora tan solo un recuerdo y no una realidad...

Prich dijo...

joder, parece sacado de las cavernas.
Un gilipollas integral. Es que más machista no se puede describir.