19 julio, 2006

¡Aish!

Entre que el cielo está gris, que no hace calor (¡por fin!) en la calle y a esto le sumo a Cristian susurrándome al oído. ¡Qué maravilla! He de reconocer que el chico en cuestión, en alguna ocasión con la letra de alguna de sus canciones es para pegarle pero, bueno. Me ha hecho sentir ahora que no se me ha olvidado cómo se quiere, sólo que lo tengo ahí en el cuarto oscuro del cerebro (sí del cerebro, si mal no recuerdo del hipotálamo), a la espera de salir. Y qué mejor que esta canción para ponerme los pelillos de punta. ¡Qué maravilla! Os dejo aquí el estribillo y yo me quedo con la sonrisa en los labios y una sensación de bienestar y relax, aish!:

Imagina, la noche que te duermas en mis brazos
Imagina, besar todo tu cuerpo muy despacio
Imagina, todito lo que tengo en mi guardado
Imagina, te entrego el corazón, no te lo doy...te lo regalo.

8 comentarios:

*Laura* dijo...

Pues hija a mi me encantan sus letras, lo que pasan que son para escucharlas cuando estés muybien de animos porque si no te cortas las venas en canal y a lo largo pa que no te cosas, muack!!!

Isil dijo...

Sip, sus cds deberian venir o con chocolate o con gillettes oxidadas.

Ninfa dijo...

Que potito!!!
A qué da gusto levantarse y volver a sentir esa sensación de fresquito...
Besos!

Juan dijo...

Bien! Así me gusta! Con el ánimo recuperado del anterior post.

El Otro

Isthar dijo...

Claro que no lo has olvidado, eso va más allá que lo de aprender a montar en bici.

Cuando te enamores lo harás de nuevo hasta las trancas, solo espera y verás ;)

Martini dijo...

Bueno, pues entonces no te molesto mucho para que sigas disfrutando de tu estado de éxtasis...

Un beso, con tu permiso.

KAMELAS dijo...

Alaaaaa, que se te ha olvidado como se quiere ??

Si eso es como andar en bici o como follar .. que dicen que no se olvida nunca !!

Besos .. a velocidad de caracol ..

Anónimo dijo...

Querer nunca se olvida, es una necesidad del cuerpo y del espíritu, y aunque esté latente, sale de repente, sin avisar impulsado por el estímulo más insospechado. Y puesto que es inevitable, atrapa el momento...es lo que yo intento hacer, aunque eso no impida que me acojone cada vez que mi corazoncito empieza a dar brincos en pos de una efímera mirada, un susurro al oído o el rastro que va dejando el aroma de una piel querida, eso que llaman química. Pero le dejo y disfruto de su entusiasmo a veces adolescente, el tiempo que dure, eso sí, intentando no esperar.